Manual para entender a un hombre

Pensarán que es un clásico chiste feminista, pero oberven que la porción del cerebro masculino dedicada al sexo es muy grande, la explicación es sencilla: nos desvivimos por atenderlas lo mejor posible. O acaso a las mujeres no les interesa ese asunto?
Obsérvese también que el apartado "puntería al mear" es de pequeño tamaño (no por el tamaño del "amigo" del creador de este post, ojo) porque estudios científicos seriesímos (con el perdón de la Real Academia Española por el término) auguran que el hombre, en su intento por conformar a su media naranja, tiende a orinar sentado igual que ellas. La porción "adicción al mando a distancia" es grande porque cada día estamos más dispustos a obedecer sus caprichos (si, mi amor ya voy, termino de actualizar mi blog y te plancho los jeans). La partícula para escuchar al otro es diminuta porque "sólo tengo tiempo para escucharte a vos, bebé", sería una buena excusa. Ustedes mujeres podrán aducir que la parte de "habilidades domésticas" es muy chica en comparación con la de "conducir coches", pero de otra manera cómo las llevamos al shopping los fines de semana de tanto tráfico, si esa habilidad no fuera importante habría peligro de choque y, consecuenemente, que se rompan esos lindoz zapatos de $650 que te compraste con mi tarjeta. Concluyo afirmando que la habilidad "planchar" es muy chica porque para esa tarea solemos contratar ese personal trainer que mi mujer tanto quería y cuyo nombre una vez pronunció en un sueño...
Dejo asentada mi protesta por la falacia gráfica del apartado "concentración", pues acabo de demostrar que podemos concentrarnos muchísimo cuando queremos justificarnos.